martes, 31 de octubre de 2017

Historia del rock mexicano parte 1 ( Los inicios)



El rock en el mundo comienza cuando Bill Haley comienza a utilizar un modo distorsionado de una secuencia en la guitarra a la que le denominan “Riff” con una canción escrita por Max Freedman y James Myers en 1952, aunque la versión más conocida es la de Haley que se publica el 14 de Abril de 1954.

En 1956 la actriz Gloria Ríos, graba una versión en español de este tema, al que se le conoce como “El relojito”, que tropicalizaba la música de Haley con orquesta y guitarra, logrando un sonido único para su tiempo, este hecho se considera como el nacimiento del rock mexicano. Durante este mismo año, la canción hizo que varias orquestas comenzaran a emular música de los Estados Unidos adaptándola a un sonido propio en Español y los primeros grupos que se dieron a conocer eran Los Black Jeans, Los camisas negras, Pepe y sus locos quienes después se conocieron como Locos del Ritmo y los teen tops quienes tenían como vocalista a Enrique Guzmán.

La primera grabación de rock mexicano fue del grupo Black Jeans, en donde cantaba Cesar Costa, en un formato que se conocía como single, en donde venía una sola canción por lado del disco, esto en 1960, unos meses más tarde, Los rebeldes del rock en donde Jonhy Laboriel era la voz principal, grabaron un disco completo al que titularon “Los Rebeldes del rock” siendo considerado el primer disco del rock nacional editado en Abril de 1960.

A la radio entro a programación el tema “Hiedra venenosa”, abriendo los medios a la juventud que buscaba nueva música, en la que la temática era universitaria aspiracional al estilo de vida norteamericana.

A su vez ese mismo año los sencillos “el rock de la cárcel” un cover de una canción en ingles que interpretan Los Teen Tops y “Yo no soy un rebelde” de Los locos del ritmo, esta canción considerada el primer sencillo de rock mexicano original, pues la letra y la música era de Rafael Acosta y de Chucho González.

A partir de este año los medios en la ciudad de México, se volcaron por este ritmo, lo que hizo que proliferará el gusto por el género y por hacer grupos, cuestión que estaba complicada, pues los instrumentos musicales eran caros y difíciles de obtener, además de que muchos de los músicos eran estudiantes de alguna otra carrera universitaria que tocaban de manera autodidacta.
A finales del año 1960 en el catálogo de las casas que vendían discos ya tenían más de 40 títulos de rock mexicano, que venían de otras ciudades como Tijuana, Sonora, Guadalajara, Reynosa entre otras.

Los cantantes comenzaron a tener auge entre la juventud y es por ello que las compañías discográficas comienzan a apostar por los solistas y contratan a personajes como Alberto Vázquez, Cesar Costa, Enrique Guzmán, Angélica María, Johnny Laboriel entre otros, lo que dio un vuelco al rock durante los años de 1965 a 1969.

Esta separación de cantantes comenzó con las primeras disputas ideológicas, no nada más entre los grupos, si no con el público, quienes tomaban en cuenta a los solistas como traidores o como estrellas, dependiendo de la perspectiva de cada uno.

Las bandas siguieron haciendo discos sin sus cantantes y el movimiento siguió creciendo, si había apoyo de los medios, se filmaban películas pensadas en los jóvenes, había mucha presencia en la televisión y había una plataforma que hacía que los músicos cada vez fueran mejores, las bandas tenían más influencias mucho más diversas y este fue el caso Javier Batíz, quien tenía influencia de rythm and blues, un sonido más afroantillano que combinado con “riffs” de rock y el alma latina, daban un sonido muy peculiar, que al final hiciera mundial el alumno de Batíz, el músico mexicano conocido mundialmente Carlos Santana.

El movimiento estudiantil de 1968 es un parte aguas per se de la historia de México y el rock marca aquí s clara tendencia, al darle una identidad a la propuesta mexicana a partir del resultado de aquella noche del 2 de Octubre, en la Plaza de Tlatelolco, en donde el ejército acribillo a jóvenes reprimiendo así cualquier manifestación, aunque fuera cultural, que estuviera dirigida por jóvenes, lo que marco la línea ideológica y la idiosincrasia de un movimiento musical y cultural.

Los medios siguieron difundiendo rock con mayor mesura, pues después de este hecho, muchas bandas comenzaron un movimiento más apegado al movimiento “Hippie”, al que José Agustín denominara como “Jipiteca”, un sincretismo de ideologías de varios artistas anglosajones, que llevaban la música a ser interpretada en Ingles, esto para contrarrestar o esconder un poco la protesta que llevaba la construcción de esta música, a este movimiento se le conoce como “Onda chicana” en donde bandas como Tinta Blanca, Dug Dugs, La revolución de Emiliano Zapata, Javier Batíz entre otros mezclaban música con una serie de pensamiento crítico y que hacia tomar interés al público que seguía cada vez más fuerte.

Javier Batíz comenzó también a dirigirse al público de una forma más “agresiva”, lo que de pronto hacia el movimiento más contestatario que la primer generación que era más complaciente con el sistema político represor mexicano.

En 1968 gracias a esta influencia de Javier Batíz, nace una banda en la colonia del Valle, una zona de clase media de la Ciudad de México, en donde 3 chicos que tocaban en una estudiantina en un colegio católico, deciden llevar al extremo esta forma de Javier Batíz, en cuanto a la dinámica de provocación al público, así nace Three Souls in my mind, integrada por Charlie Hauptvogel, Ernesto de León y Alejandro Lora, quienes por su juventud y su arriesgue llamaban la atención de los jóvenes, en principio por su forma de hacer sus shows,  el grupo era conocido por ser mal hablados, había frases como “vamos a ver al flaquito rockero decir groserías” que hacían referencia a los Three Souls in my mind, quienes de la misma forma cantaban canciones originales en Ingles.

En 1971 en una iniciativa de jóvenes productores de televisión mexicana entre los que se encontraban Justino Compean, Eduardo y Alfonso López Negrete, Luis de Llano quien grabaría el evento y lo transmitiría a Telesistema mexicano, comienzan a organizar una noche mexicana, en donde proponían un concierto y una carrera de autos, buscaron a muchos empresarios, funcionarios y gobernadores que no se arriesgaban a hacer un evento así y menos, después de la represión que se dieran en ese mismo año en lo que se conoció como “El Halconazo”, por ende eras difícil enfrentar a la consigna del presidente Gustavo Díaz Ordaz de reprimir toda agrupación juvenil y que además incluyera a la música de la onda chicana.

Carlos Hank González quien se desempeñaba como gobernador del Estado de México, fue quien les concedió el permiso en la zona de Avándaro, en donde se implementaría una pista de carreras para los coches y un pequeño escenario para los grupos de rock.

El evento al final se denominó “Festival de rock y ruedas de Avándaro”, se llevaría a cabo el 11 y 12 de septiembre de 1971, el cual se difundió en los medios y en las escuelas.

En medio de la ola Hippie del mundo, la noche del 10 de Septiembre, los chicos de la producción fueron a dormir, después de haber trabajado en la pista, el escenario y cuestiones logísticas del evento, las cuales aún no estaban dominadas, pues los eventos masivos en el país no existían, por lo que estos jóvenes intuyeron lo que se requería para un Festival como este. Precisamente un año antes en los Estados Unidos, se había realizado en la zona de Woodstock, un festival musical enteramente hippie, un evento del que la juventud sabia, por las revistas y la información que llegaba en aquel momento relativa al quehacer de las bandas de rock, el gobierno mexicano reclamo al gobernador Hank González por haber permitido llevar a cabo un evento así, por lo que puso en alerta a militares y fuerza pública para estar pendientes del desarrollo del evento, alrededor de las 5 de la mañana del 11 de Septiembre, Armando Molina, quien fungía como responsable de las bandas invitadas, fue despertado de su remolque por su padre, quien le decía con sorpresa que tomara acción, porque durante la noche había llegado mucha más gente de la que pensaban, cual fue la sorpresa de Molina, que al asomarse por el escenario, se podía calcular una afluencia mayor a los 50 mil jóvenes, armando sus casas de campaña, con banderas y el símbolo de amor y paz, ahora si como decía el escritor José Agustín, se podía hablar de una cultura Jipiteca.

Conforme iba amaneciendo la gente no dejaba de llegar a la población de Avándaro, a medio día, se decidió cancelar la carrera de autos y se dispuso a presentar a los grupos, en donde El Ritual, La revolución de Emiliano Zapata, Tinta Blanca, Love Army, El epilogo entre otros comenzaron a amenizar el momento, que se convirtió en una reunión histórica, que hasta el momento no se ha superado en ningún otro festival, con la asistencia estimada de más de 300 mil jóvenes unidos por la música.

El gobierno vigilo de cerca cada momento de la tertulia, cada que pasaba un helicóptero, la gente gritaba improperios y hacia señas obscenas, en señal de inconformidad, por la actitud represiva y autoritaria del gobierno, pero con un comportamiento ejemplar y solidario, en donde a pesar de la organización tan escueta, hubo saldo blanco, no hubo problemas de violencia y se convivió de una forma tan civilizada, jamás antes vista.

Para Three Souls in my mind, fue su momento, pues subieron al escenario un par de veces, para “rellenar” espacios, pero fue aprovechado por la banda para llevar su música a un nivel masivo, en donde Alejandro Lora aprovecho y afino su peculiar forma de provocación, ante un público jamás antes reunido, lo que despunto su carrera a pesar de la consecuencia del festival.
Javier Batiz fue uno de los grandes ausentes de este festival.

La historia se marcó para este momento, cuando la estación de la Universidad, Radio UNAM, siendo uno de los medios que cubría el evento, transmitiendo en vivo, lógicamente monitoreado por el gobierno federal, daba pie a la siguiente banda, Peace and Love, quien es considerado como el momento ambivalente de la contracultura popular mexicana, pues por un lado representa ese momento de unión entre la música, los jóvenes y la conciencia social y política de un país autoritario y reprimido y por otro representa el oscurantismo y la estigmatización del movimiento de rock.

La última canción de la banda estaba siendo anunciada por el vocalista Felipe Maldonado, de origen tijuanense y que seguía al aire por medio de la radio, pues hasta ese momento no había ningún motivo por que cancelar la transmisión, con el gobierno de Luis Echeverría bastante atento a lo que pasaba en el Festival.

La historia cambio en una canción que se interpretó en 10 minutos, antes casi medio millón de personas reunidas, al calor del rock y del disfrute, una de las primeras canciones que la banda Peace and Love interpretara, en Ingles, era una referencia a una consigna anglosajona que decía “We got the power” ( tenemos el poder ), lo que al aire en la transmisión de radio que hacia Radio UNAM, por primera vez Felipe Maldonado implementa para que la gente cante, el hacer el coro en español, “Tenemos el poder”, por lo que comenzó a sobre volar un helicóptero militar sobre la zona de Avándaro, intimidando a todos los asistentes que respondían con gritos más fuertes del coro y con improperios y groserías, a lo que la banda seguía incitando al coro de medio millón de jóvenes a cantar cada vez más fuerte y fue cuando a Felipe con la excitación del momento se le salió la frase “Que chingue a su madre al que no cante”, a lo que la reacción inmediata fue la suspensión de la transmisión radial y lo que provocaría todo lo contrario a lo que el mismo músico promulgaría al final de su presentación en donde textualmente decía “Este festival ha sido un ejemplo de la fuerza y la organización de nuestros jóvenes, es por ello que no será el único, estoy seguro de que habrá otros…”
Otro hecho mediático que fue uno de los grandes pretextos del gobierno para hacer un movimiento de desaparición del rock, fue el de la “Encuerada de Avándaro”, una chica, de aproximadamente 17 años que estaba bailando con la música, sin molestar a nadie, enfocada en ella y su libertad, se sintió en confianza de quitarse la blusa, pues una parte importante de la ideología hippie, era precisamente la de la libertad sexual, a lo que sin escrúpulos se censuró hasta el cansancio, se publicó en los periódicos que era un exceso de libertinaje y que el estado mexicano no podía tolerar este tipo de actos.

En el momento de terminar el festival, el rock fue perseguido, en la ciudad de México, el regente Ernesto Uruchurtu, a quien la prensa daba el mote de “El regente de hierro”, fue el encargado de hacer operativos por toda la ciudad buscando rock, en cafeterías, en centros nocturnos, en fiestas privadas, en donde fuera la policía bajo el argumento del código del Distrito Federal, quedaban prohibidas las reuniones “Multitudinarias” de jóvenes, dando por entendido que la reunión de más de 3 jóvenes ya era considerada “multitud”.

Javier Batiz, comenta en entrevista, que literal se les quito toda fuente de trabajo a quienes creían que el rock comenzaría a desarrollarse como industria y a quienes tenían la esperanza de comenzar a igualar movimientos como los había en Inglaterra o en Estados Unidos.


“En 1973 yo me retire del rock, porque de principio para llegar al concierto que daría con la banda con la que tocaba, aborde un taxi sobre la avenida Revolución en la ciudad de México, el conductor al verme con mis aretes, mi cabello y mi chamarra, pregunto que si yo era rockero, a lo que conteste afirmativamente, así sin más, me saco a golpes y empujones de su taxi, un datsun, de esos cuadrados y así en plena avenida me golpeo, solo por el hecho de ser rockero. Más tarde, esa misma noche, cerca de la zona rosa, donde tocaríamos, llego una “racia” que eran operativos de la policía, en donde sin avisar, llegaban y detenían a todos los que estuvieran ahí, además de que de nuevo me golpearon, se robaron mi guitarra, ahí fue cuando dije, ya, hasta aquí llego el rock para mí.” Sergio Arau en una entrevista realizada en 2009 para el periodista de rock Rafa Martínez de www.riff111.com. 

jueves, 28 de septiembre de 2017

Mi momento con Serafín Espinal



Serafín Espinal fué el creador de la banda SAM SAM, una banda que nace a principios de los 90, cuando el rock mexicano comenzaba a tener un gran apogeo.

Mi primer encuentro fué interesante, pues estábamos en Naucalpan organizando con la banda un concierto en el Parque Revolución, en favor de la asamblea Zapatista, del EZLN en la zona norte de la ciudad y pues se armo una buena organización, pues se consiguió un templete, el audio y los instrumentos para que hubiera un buen concierto.

A medio día, unas horas antes de comenzar el concierto, se me acerco un "don", que me pregunto que cual sería el evento y quien se presentaría, obviamente ya le conteste y me pidió chance para que su banda también tocara, a lo que por supuesto accedí, pues lo importante era el boteo que se haría para la asamblea.

De pronto el personaje desapareció, supuse que iria por sus instrumentos y su banda, poco a poco se comenzaba a juntar la gente, honestamente no era mucha, pero pues si habia cierta afluencia, comenzaron las bandas, nada mas había 3 contempladas, pues tampoco habia mucho tiempo de permiso para llevar a cabo el evento en el parque.

Me subí al escenario, pues mi banda iba a comenzar con su presentación, de pronto, de una manera extraña, los rockers comenzaron a llegar como en mayor cantidad, algo inusual, pues a esas horas ya había tocadas en otros lados, aunque por supuesto fue benéfico para nosotros, pues la gente comenzaba a acercarse y esto causaba que aun mas gente llegara al lugar en donde insisto que lo importante era el boteo.

De pronto, ya en una cuestión fuera de lo normal, había mucha gente, se habían juntado en el parque Revolución mas de 500 chavos, evidentemente rockers, pues portaban playeras del "Especimen", "Liranrol", "Bostik", había punks y chavas rockers, comenzaron a bailar al ritmo de las rolas que les dábamos, cosa que nos causo mucho gusto. De pronto el repertorio había terminado y la gente seguía ahí, para mi fortuna, el señor del medio día ya estaba formado para tocar y pensé que serian una salvación.

Cual fuera mi sorpresa, cuando estos tres individuos subieron a tocar y la banda ya los ubicaba perfectamente, de hecho habia canciones que ya se sabían y tarareaban, bailando y haciendo un verdadero festival de rock, los organizadores simplemente no daban credito y estaban felices, pues la campaña estaba siendo un éxito.

De pronto este señor de la guitarra, de cabellera abundante, larga y negra, con una camisa de franela de cuadritos azules, se presentaba como Nachito de SAM SAM, e interpretarian una canción de su autoría, "Envenenaron a mi perro",  como se me iba a olvidar esa canción, era una maravilla de rola.

Fué asi como conocí a Serafín Espinal, un personaje, así con todas sus letras, con una vibra especial que jalaba banda, hacia que tuvieras una gran cercanía con el, sin si quiera conocerle.

Pronto nos encontramos en mas tocadas, alternábamos en los grandes festivales de Las Palapas o en la Arena López Mateos, ellos ya tenían dos o 3 discos, nosotros aun no.

Se termino mi época de músico y comencé en el medio de comunicación y el gusto fue saber que aquel señor del parque Revolución de 1996 aun seguía tocando, la primer entrevista que le realice fue en el Centro de Convenciones de Tlalnepantla, en un jefes de jefes del 2007, ahí platicamos de la importancia de apoyar al rock y de tener mas espacios profesionales como el de los Jefes de jefes, ademas de agradecer el apoyo de la banda que merece lo mejor.

Así por varios años, varias entrevistas, de hecho hay un acústico de Sam Sam realizado en las instalaciones de la estación, en donde la constante de las charlas era la banda, el rock, el respeto al escenario, el respeto al público, ese argumento de porque apoyar a las bandas nacionales.

Serafín fué siempre congruente con lo que pensaba y con lo que escribía, con lo que profesaba y lo llevaba a la práctica.

En una ocasión, en un evento en Queretaro, tuve la oportunidad de participar en la organización del evento y una de las misiones era acompañar a los músicos durante el lapso de su llegada a la subida al escenario, llego Sam Sam, Serafín Espinal se bajo de la camioneta, faltaban varias horas para que su presentación comenzara, pero el me dijo pues vamos de una vez, a lo que pensé, bueno, quiere ser participe del escenario, pero no, el ya sabía que debía atender a la banda, fueron 2 horas de estar tomándose fotos, repartir autógrafos, abrazar, besar, saludar a niños, niñas, adultos, punks, rockers, bebes, miles de regalos, discos del recuerdo, etc etc etc, un verdadero idolo, no hay mas, no se puede describir de otra forma.

Entendí que Serafín era un ídolo nacional, un parte aguas de la cultura subterránea del rock mexicano, que era sencillamente un icono del movimiento y que era querido, después de esa pasarela, llego el momento de subir al escenario, recuerdo perfecto que la primer canción a interpretar "Amor Ajeno", en cuanto el riff de la guitarra sonó, los mas de 3 mil asistentes, al unisono vitorearon la canción, me quede frío de la reacción colectiva, los gritos, la euforia y hasta el llanto, fue un momento sencillamente increíble, era algo inigualable.

Un día en una tocada, platicando con Serafín, se sincero y me contó que tenía problemas en el corazón, que lo estarían atendiendo para saber con exactitud que era lo que tenía, con esa cercanía, afinidad y confianza que siempre tuvo "Nachito" conmigo, no hice alarde, de hecho supe separar mi labor periodística de la personal, estas declaraciones eran personales.

Unos dos meses mas tarde, nos volvimos a encontrar y fué cuando de nuevo, me subió a su camioneta y platicando de todo un poco hubo dos temas centrales en la platica, el furor de un nuevo disco que ya estaba preparando con la banda y que lo tenía muy entusiasmado y que le habían diagnosticado "Parkinson", una enfermedad degenerativa y sin cura, únicamente control, para mi fué un gran golpe, pues siempre saber de enfermedades es estar a expensas de un sin fin de circunstancias.

La última vez que nos vimos y platicamos, hablamos de todo, del nuevo disco, de aquellas epocas cuando nos encontrábamos como músicos, de su salud, de sus hijos, del legado que dejaría en el rock y dentro de mi, supe que esa sería la última vez que nos veríamos.

Estuve presente en un par de homenajes en vida  en conciertos a beneficio, en el último grito rockanrolero, pero esa vez, esa platica, era una especie de despedida.

Serafín Espinal deja en nuestro corazón el legado de una vida dedicada al rock mexicano, con congruencia, con pasión, pero sobre todo con esa muestra de que quien busca algo con pasión, lo consigue.

Comenzar 2017 en aquel panteón en Naucalpan, con toda esa gente que asistió a su despedida, sencillamente es de esas cosas que nunca olvidas, asi como nunca olvidas la grandeza de personajes como Serafín Espinal.

jueves, 3 de agosto de 2017

La encuerada de Avandaro


Hablar del Festival de rock y ruedas de Avandaro en 1971, es ya de por si un manojo de curiosidades e información para los amantes del rock mexicano, es un tema del que parten casi todos los historiadores contemporáneos el análisis de las expresiones juveniles en México.

Se habla de tantas cosas del festival, pero yo quiero hablar de uno de los mitos contundentes del festival que me lleva a muchas conclusiones y que es el alma del rock al que tanto amamos, este episodio definitivamente es la representación de los momentos claves de quienes están ahí o que siguen en lo que eran los fanzines, o en su momento aquellos pocos programas en AM o más para acá las revistas a color y ahora el internet que contiene tantas verdades a medias.

La primera foto muestra a Alma Rosa González López, de 16 años, una chica que llamo la atención del fotógrafo porque comenzó a bailar a la luz de un reflector encima de un camión, con varios chicos que veían atónitos la cadera contoneante de la chica, quien además estaba metida en la música  y quien se dejó llevar por esta idea Jipiteca de mostrar la desnudez sin ningún pudor y exactamente en el mejor lugar en donde dejarse llevar por esta idea, muy al principio los jóvenes alrededor solo se dedicaban a ver, de pronto, esta chica comenzó de la nada a jugar con su camiseta blanca, la cual sensualmente de pronto dejaba ver el adolescente abdomen plano, joven, sensual, a lo que los jóvenes comenzaron a reaccionar, pues comenzaron a incitar a la chica a que llegara a más, hasta que así lo hizo, de la nada, la joven se deshizo de su playera blanca y dejo mostrar su torso desnudo, únicamente con una pequeña banda de lazo en su cabeza, que detenía su cabellera clara y lacia así de la nada se cambiaba la historia en México, en pleno concierto de rock se notaban los senos de una chica a desnudo, provocando a todos los jóvenes que estaban a su alrededor, pero que cabe acotar, nadie molesto, sencillamente la veían, le gritaban, pero en ningún momento ninguno se pasó de listo, la canción seguía sonando Alma Rosa seguía bailando y le comenzaron a gritar “pelos, pelos…” lo que significaba que querían que se quitara los pantalones, a lo que muy prendida accedió, quedando en un camión con un calzón rojo con el torso desnudo y el movimiento hippie a todo lo que daba. De pronto de la nada, sencillamente desapareció y de aquí es de donde se desatan miles de mitos acerca de la “Encuerada de Avándaro”.

En esta primera foto que esta al tope de la nota, Alma jamás sabría que sería un icono de la contracultura mexicana y que además seria causante de más represión al rock, a los movimientos juveniles etc.

De las cosas míticas comienzan por una portada del semanario “Alarma” que muestra a la supuesta “Encuerada de Avándaro”, que no es más que un montaje de la misma revista, con otra chica que modelaba en revistas para caballeros y que aparecía con jóvenes que supuestamente estaban en el festival, pero lógicamente la iluminación, la toma de la foto entre otras cosas denotan que esa foto no es la del momento de la toma.



Una de los segundos grandes mitos, es aquella entrevista en la Revista Piedra rodante, en donde se conoce que Alma Rosa González López, es la chica que se quita la playera y el pantalón durante el festival, una entrevista realizada en 1971, en donde se expone a una chica que le gustaba la droga y que no le temía al sexo, cosa que la hacía aún más exponenciada, pues se convertía en una especie de estereotipo para cualquier joven en los setentas, pues uno de los grandes tabúes era la sexualidad, por ello desde el 71 hasta el 2000 esta fue la versión que prevaleció acerca de la “Encuerada de Avándaro”.

Fue en 2007 cuando Federico Rubli, destapo la caja de pandora y relato otra historia completamente diferente, en donde lo primero que pasaba era que mientras tocaba en el escenario principal la División del Norte, una chica que se había despojado de su pantalón y portaba solo unas pantaletas rojas y que se encontraba en un camión a la derecha del escenario, que se encontraba bailando, con su piel morena y su cabellera larga, atada con una cinta al mero estilo Hippie y que de pronto dejaba ver atraves de su camiseta, que por cierto era de hombre, su torso desnudo y de pronto salían los senos de la chica, haciendo un maravilloso show para los que estaban cerca.

Llego el momento en que la chica se despojo de su camisa, dejando su cuerpo desnudo, metida en la música, mostrando su cuerpo tal y como lo indicaba la ideología hippie de aquella época, sin pudor, sin problema.

De pronto personal de la producción pidió a la chica que bajara del camión, se vistiera y jamás se volvería a saber de ella.

En el 2001 Oscar Sarquiz, musicólogo y periodista especialista en rock mexicano, desmiente la versión de la Piedra rodante acerca de la identidad de la conocida “Encuerada de Avandaro”, lo que reabre la necesidad de saber quién es esta chica.

Es hasta el 2007 en que Federico Rubli descubre en el archivo general de la nación, un acta de detención del día 25 de Septiembre d 1971 de la chica Laura Patricia Rodríguez González Alcocer, originaria de Guadalajara y que fue detenida según el expediente policíaco por exceso de drogas, prostitución, ideología contraria a nuestra sociedad y posible desviación mental.



Nadie la ha encontrado, no se sabe quién la saco de la comandancia, se supo que la detención se llevó a cabo en la zona rosa en la ciudad de México, pero nunca más se supo de ella.


Si hoy en el 2017 viviera tendría 64 años, tal vez ni siquiera sepa lo que representa a nivel contracultural en México, un símbolo de tantas cosas, que a lo mejor ni siquiera recuerda o que más bien no quiere recordar, no lo sabemos y quizá nunca lo sepamos, aunque sigue vigente la búsqueda.